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Articulación, intercambios y necesidad de dineros alternativos en la economía regional (el caso del Cusco) (página 2)



Partes: 1, 2

Relaciones entre campesinos y comerciantes

La ubicación geográfica y distancia de las comunidades respecto de las vías que comunican a los pueblos con las ciudades o principales mercados de la región, así como el estado de la misma infraestructura de transporte, son probablemente los condicionantes materiales que limitan en gran medida la articulación e integración mercantil de los campesinos (Gonzáles; 1984, 24). Junto con el uso de insumos modernos (y el paquete tecnológico que lo acompaña), se considera que la cercanía y el acceso fluido a las vías de comunicación es también un factor de modernización económica de las comunidades (Cori; 1993, 8).

Los problemas de distancia, disponibilidad de medios de transporte y vías de comunicación (camino, carretera afirmada, trochas carrozables) ciertamente condicionan la posibilidad de que los campesinos desarrollen/amplíen sus propios mercados. Es un problema general que afecta por igual a todas las comunidades y productores de la Sierra y Selva, especialmente de los más alejados de sus principales mercados regionales. En tales circunstancias, resulta inevitable que los comerciantes desempeñen un rol articulador entre la producción agrícola y la demanda urbana, generando con su accionar circuitos de comercialización y mediando en las relaciones de mercado entre las áreas rurales y urbanas.[11]

Estas funciones, sin embargo, son realizadas en múltiples espacios por una variada gama de comerciantes e intermediarios. Se ha dicho que en la provincia del Cusco existen 20,000 intermediarios que vinculan a 70,000 productores de cultivos andinos con alrededor de 41,000 familias consumidoras urbanas de la provincia metropolitana (Benítez; 1990).[12] Entre el productor campesino y el consumidor final se interponen los comerciantes mayoristas (acopiadores locales y transportistas), rescatistas de feria, agentes acopiadores y rescatistas minoristas, que corresponden a las principales categorías de distribuidores de la producción local; cada uno de los cuales es un agente que tiene un rol sobre la distribución, el abastecimiento y los precios internos a lo largo de la cadena de intermediación mercantil.

Hay evidencias de que los grandes acopiadores y transportistas han adquirido un peso e influencia considerable en la estructura del comercio regional. Una investigación de mercados encontró la siguiente distribución y composición de compradores (intermediarios y consumidores) de productos andinos (cuadro n° 4), tomando aquí las provincias de la Cuenca del Vilcanota.

Cuadro N° 4

Distribución de intermediarios y consumidores (%)

Provincias

AML

TM

RF

AAC

RMO

CONS

Canchis

Quispicanchi

Urubamba

Calca

Cusco

40

35

39

40

45

30

20

28

22

25

10

18

7

8

5

2.5

8.0

8.0

10.0

14.0

17.0

17.0

13.0

15.0

9.0

0.5

2.0

5.0

4.0

3.0

Acrónimos.

AML: acopiadores mayoristas locales AAC: agentes acopiadores comerciales

TM: transportistas mayoristas RMO: rescatistas minoristas y otros

RF: rescatistas de feria CONS: consumidores

Fuente. Benítez (1990; 16).

La importancia de los intermediarios puede asimismo ser apreciada observando el caso de comunidades específicas. El cuadro n° 5 tiene la particularidad de mostrar los distintos mercados por los que optan los productores, respecto de los cuales ellos toman decisiones de concurrir y vender o intercambiar, en función de las condiciones ya señaladas de acceso y distancia.

En la comunidad de Hercca la totalidad de las familias encuestadas prefieren vender sus productos alimenticios en la ciudad debido a su ubicación en el distrito de Sicuani, es decir, cercana a la ciudad capital del mismo nombre de la provincia de Canchis. Choquecancha en Calca y Palccoyo en Canchis son comunidades tradicionales; la primera solo dispone de trocha carrozable por lo que la mayoría de las familias (85 y 90% respectivamente) realizan sus transacciones con otras comunidades, y/o venden sus excedentes comercializables a los intermediarios que los visitan en sus chacras o las mismas viviendas. La proximidad de la segunda (distrito de Checacupe) a la carretera que une centros poblados menores como Combapata con Sicuani, explica seguramente su participación en el mercado de la ciudad (60%) si bien en menor proporción que las otras opciones (mercado semanal y venta a intermediarios). Una razón similar explica asimismo la concurrencia de las familias (88%) de la comunidad de Sayhua (distrito de Lamay en Calca) posiblemente a los mercados de Urubamba y Pisac.

Cuadro N° 5

Mercados de alimentos de comunidades seleccionadas

M E R C A D O S

COMUNIDADES

Intra-

comunal

Inter

comunal

Feria

semanal

Ciudad

Venta a interme-

diarios

Choquecancha

Sayhua

Hercca

Palccoyo

0

0

0

0

85

n.d

0

26

10

46

8

88

15

88

100

60

90

92

29

95

Fuente. Cori (1993; 8) en base a investigación de campo (agosto 1990).

La naturaleza de las relaciones comerciales que los campesinos de comunidades mantienen con los intermediarios, es esencialmente desigual y se traduce económicamente en las ganancias o márgenes de utilidad obtenidos de la compraventa. No hay evidencia empírica reciente al respecto, menos aún a nivel regional. Una investigación realizada en las comunidades de Marcahuasi y Huancahuaylla en Anta, y de Mahuaypampa en Paucartambo (Huamán; 1995), estimó que los productores obtenían una utilidad del 7% por la comercialización de papa, mientras que a los minoristas y grandes comerciantes les correspondía el 15 y 76% respectivamente. Entre estos últimos 39% ganaba el transportista y 37% el mayorista.[13]

La ganancia comercial obtenida de las relaciones mercantiles entre productores e intermediarios, es resultado de la ausencia de poder de negociación de los campesinos, siendo un factor que explica también los magros ingresos conseguidos al incursionar en el mercado y debiera ser incorporado en los marcos de análisis e interpretación que buscan determinar las causas de la pobreza campesina. El tema amerita además ser tomado en cuenta por quienes buscan contribuir a resolver las cuestiones regionales mediante estrategias de concertación.

Un recurso monetario escaso: el crédito en dinero

Las principales actividades económicas que requieren del crédito, más que ningún otro sector, son la agricultura y la producción manufacturera en pequeña escala, en las áreas rural y urbana, respectivamente. Específicamente: campesinos, pequeños y micro empresarios.

El crédito rural proviene de la banca comercial o múltiple, el Ministerio de Agricultura, algunas ONGs y fuentes informales. El sector público es la fuente más importante mediante ciertos programas o fondos especiales, como los Fondos Rotatorios y FONDEAGROS. La oferta de crédito de la banca múltiple tiene hasta hoy un papel marginal, porque sus condiciones de otorgamiento no pueden competir con las del Estado y las ONGs.

En el ámbito urbano el crédito para las PYMES se concentra en Cusco, con una mayor presencia de instituciones del sistema bancario, instituciones no financieras (cajas de ahorro y crédito, cooperativas) y ONGs. Las exigencias de bancos y financieras son mayores en tasas de interés, garantías, plazos, etc., haciendo restrictivo el acceso al crédito para las PYMES. Entre las ONGs el Centro (Guamán Poma( otorga líneas de crédito para capital de trabajo, compra de activo fijo y comercialización, beneficiando a artesanos, tejedores, carpinteros y al sector metal mecánico.

Entre las ONGs e instituciones no financieras que en el Cusco suministran crédito a campesinos figuran: INFOCC, CEDEP-Ayllu, CADEP, ARARIWA, IMAGEN. El crédito es prestado en dinero (moneda nacional o extranjera) o en especie, siendo los sectores recipientes el agrícola, pecuario, comercio y artesanía, es decir, cubre la mayor parte de las actividades de los productores campesinos.

Crédito rural

En el otorgamiento del crédito rural se toman en cuenta factores como tamaño y calidad de la tierra, disponibilidad de riego y ubicación ecológica. En la cuenca del Vilcanota, durante la campaña agrícola 94-95, eran sujetos de crédito los productores con más de 2 hectáreas de riego y cuyas parcelas estuvieran en piso de valle (Meza y Tapia; 1996). Las exigencias o condiciones hacen que la gran mayoría de los productores rurales no accedan al crédito, especialmente los minifundistas con menos de 2 has. En Calca el 53% de las familias poseen menos de 1 ha con riego y en Urubamba ese porcentaje es 33% (COINCIDE; 1996, 38). Las tierras con riego son económicamente las más rentables en la región y este factor influye en el otorgamiento del crédito. En Quillabamba el ingreso neto de los agricultores de pan llevar, los cultivadores de exportación y los productores frutícolas es en promedio de 4124, 700 y 1750 dólares, correspondientes a 0.8, 2.9 y 1.5 hectáreas cultivadas respectivamente (Baca; 1996, 28).[14] Los principales demandantes de crédito son pequeños productores poseedores de 2 hasta 15 has, a quienes se les exige poseer tierras de valle y disponer de riego. Se trata de productores asimilados al mercado y que producen para satisfacer la demanda urbana de alimentos como tubérculos y hortalizas. De 2,138 productores oficialmente registrados en la cuenca del Vilcanota en 1996 con estas características, más de la tercera parte (36.2%) se concentra en Urubamba, seguida por Calca, Anta y Canchis, y en menor proporción por Quispincanchi y Cusco.

Según el último censo agropecuario realizado en 1994, alrededor de 10,000 productores del departamento recibieron crédito de diversas fuentes, destacando entre las oficiales el Fondo Rotatorio del Ministerio de Agricultura y FONDEAGRO que juntos atendieron al 37.4% de los productores y al 34% de la superficie. Entre las fuentes privadas y no financieras las ONGs tienen una participación importante, beneficiando a 2,800 productores que manejaban el 37.2% de la superficie (INEI; 1996). En las condiciones de otorgamiento la mayoría de productores se ha acogido al pago en dinero con intereses "razonables" (39.6%) o al pago con cosecha (41.4%). La hipoteca de tierras no parece ser un instrumento financiero de uso generalizado en el sector rural, ya que apenas el 1.8% de los productores y el 2.5% de la superficie han sido comprometidos.

Crédito para la producción

En la región la falta de crédito (o la insuficiencia de este) se ha vuelto un factor restrictivo para el desarrollo de actividades productivas, tanto en las áreas urbanas como rurales, no solamente por las condiciones de accesibilidad. Otros problemas que también contribuyen son la falta de mercados, los bajos ingresos y la capacidad adquisitiva de la población. Es por eso que se advierte que el crédito tiende a favorecer a determinados tipos de productores, y a concentrarse en ciertas áreas. El crédito forma parte de los problemas económicos que atraviesan las pequeñas y micro empresas urbanas. Ello es así para el 40% de las 109 unidades manufactureras encuestadas en marzo de 1996 (COINCIDE; 1996) de las provincias de Calca y Urubamba (Valle Sagrado); mientras que para el 59% el crédito es parte del "paquete" de sus necesidades junto con la asistencia técnica, capacitación y búsqueda de mercados, entre otros.

En la campaña 94-95 el 54% de los productores campesinos del Valle Sagrado (6,437 familias) tuvieron una serie de dificultades, en términos de escasez de recursos productivos, para hacer producir toda la tierra disponible. Para la mitad de ese porcentaje (27.9%) la ausencia/escasez de crédito, sea de manera aislada o asociada con otros problemas como la falta de agua y semilla, es uno de los factores que para ellos explican la existencia de superficie no cultivada. El problema es aún más agudo para los campesinos pobres, pues afectó a 798 familias del Valle (44% de los que no reciben crédito).[15]

Conclusiones:

1. Desde el punto de vista de las dinámicas regionales, el Cusco tiene una serie de caracte-rísticas que lo hacen de interés para el uso de dineros alternativos. Estas características están enmarcadas por la "dependencia externa" y la crisis estructural de la economía cusqueña: bajo nivel de desarrollo agrario e industrial, la pobreza existente, desempleo y subempleo. Ellos van a su vez acompañados por el crecimiento urbano generalizado, la importancia de las comunidades campesinas, la fuerte presencia de pequeñas y microempresas, las dinámicas comerciales y de intercambio, entre otros tantos aspectos respecto de los cuales este artículo solo ha pretendido ofrecer un panorama general.

2. Probablemente son las micro regiones y comunidades campesinas los espacios más apropia-dos para la introducción y experimentación con algún esquema monetario heterodoxo de dineros alternativos, debido a factores como la dinámica mercantil de las ferias especialmente anuales (donde el dinero de cuenta funciona como un "sistema de información), cierta especialización y diversificación productiva según pisos ecológicos (campesinos de valle, artesanos, productores de hortalizas, cultivos de altura, ganadería altoandina), así como por su articulación mercantil con los espacios urbanos (agroindustria, comercio, turismo). Los campesinos demandan "dinero" tanto para la producción (compra de insumos, semillas, fertilizantes) como el consumo (alimentos, ropa, artefactos domésticos) locales.

3. Dependiendo del ámbito de acción y la escala de actividades que cubra, el nuevo sistema monetario permitiría estimular o dinamizar determinados mercados, en primer lugar los propios mercados campesinos, como serían los de trabajo y productos. Esto con el propósito de procurar el desarrollo de las áreas más atrasadas/marginadas del campo, en base a la utilización de sus propios recursos y capacidades, a fin de lograr satisfacer no solo las necesidades más apremiantes de la población, sino también de generar una modalidad de acumulación "relativamente auto-centrada y autodependiente".

4. En términos económicos los principales efectos o impactos que el funcionamiento del nuevo sistema vaya dando en el tiempo serían:

  • a) Potenciamiento de la capacidad productiva de la zona, localidad, micro región o comunidad;

  • b) Aprovechamiento sostenible de los recursos naturales;

  • c) Disminuye la pobreza relativa de la población que se involucra;

  • d) Se reduce y eventualmente elimina el poder monopsónico de los comerciantes y transportistas, y de otros agentes de la cadena de comercialización;

  • e) El sistema libera a los participantes de las ataduras al crédito formal e informal, haciendo que el ahorro y los excedentes permanezcan y sean (re)invertidos en la zona/micro región/ comunidad;

  • f) Se aprovechan todas las capacidades instaladas (humanas y materiales) fomentando la creatividad y la innovación, o dando un nuevo impulso a las actividades "tradicionales" no valoradas por el mercado;

  • g) La producción local se integra con la de otros espacios que, debido a un efecto demostración, buscan participar en el sistema;

  • h) Aumentan el empleo y los ingresos y, como resultado de ello, disminuyen los flujos migratorios campo-ciudad.

5. Adicionalmente existen condiciones sociales y culturales favorables: las comunidades campesinas son depositarias de una larga tradición con base en las prácticas de la cooperación, solidaridad y reciprocidad; aunque en la actualidad atraviesan por una suerte de simbiosis como resultado de los procesos de modernización y urbanización.

6. Probablemente habrá que reforzar y prestar atención a los aspectos institucional, psicológico-social, educativo y político, ya que por allí podrían venir los obstáculos y las limitaciones para cualquier propuesta de dineros alternativos a escala local. Así, en las áreas rurales el nivel educativo y la escolaridad son inferiores al promedio regional; hay comunidades que mantienen conflictos de tierras y disputas por acceso al riego.

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Autor:

Antonio Romero

Enviado por:

Ing. Lic. Yunior Andrés Castillo S.

"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"?

Santiago de los Caballeros,

República Dominicana,

2015.

"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR SIEMPRE"?

[1] Art?culo publicado en la Revista APUNTES 41, Segundo Semestre 1997. Lima: Centro de Investigaci?n, Universidad del Pac?fico, pp. 129-146. El mismo surgi? de un estudio para COINCIDE sobre las din?micas econ?micas, sociales, demogr?ficas y rural-urbanas en la cuenca del Vilcanota, departamento del Cusco-Per?.

[2] La idea de mediaci?n del Estado en la organizaci?n del espacio, entre otras funciones de lo pol?tico, ha sido tomada de LIPIETZ (1979; 177). El rol articulador del Estado en las relaciones de intercambio pertenece a GONZALES (1994; 276).

[3] Usamos los conceptos de espacio y territorio en el sentido que los emplea PEIGNE (1994).

[4] En t?rminos de la oferta y demanda intermedia los campesinos venden materias primas para la industria (lana, leche, cebada) y compran insumos agropecuarios y artesanales (fertilizantes, herramientas, tintes, harinas, telas). En t?rminos de la oferta y demanda final, venden productos alimenticios y compran bienes de consumo industrial.

[5] El oro y cobre aportan respectivamente el 29 y 27% de las exportaciones regionales (GUILLEN y BACA; 1993, 35).

[6] Se estima que el 70% de las microempresas est?n en la ciudad del Cusco: distritos San Jer?nimo y San Sebasti?n, carretera Cusco-Pisaq, margen derecha del r?o Huatanay, y el distrito de Santiago (TRISTAN; 1991,114-115).

[7] La Rep?blica Regi?n Sur, p. 5B.

[8] En t?rminos de la TIP-RI el 37% de las importaciones son para el consumo urbano (4/5 partes del consumo privado) y 8% para el consumo rural, mientras el 83% son insumos importados urbanos.

[9] Como se sabe, la canasta de consumo campesino se compone de bienes agr?colas y tambi?n de bienes agroindustriales de consumo final. Estos ?ltimos son proporcionados por los rescatistas de feria, figurando los siguientes productos: pilas, kerosene, aceite a granel, az?car rubia, harina corriente, fideos a granel, az?car blanca, sal, arroz corriente, alcohol 40, coca, f?sforos, detergente, velas (MAGALLANES; 1993).

[10] Seg?n el estudio en referencia el 63, 70, 74 y 80% de los entrevistados dijeron vender sus respectivos productos (papa, haba verde, ocas y quinua) en el mercado central del Cusco. Sin embargo es probable que se trate de acopiadores y transportistas.

[11] V?ase en BENITEZ (1990; 55-56) la representaci?n gr?fica de los sistemas de comercializaci?n de papa y tarwi, a nivel del Cusco-departamento.

[12] Dichas cifras se refieren al universo de informaci?n existente en 1985, a?o en que se realiz? la investigaci?n del autor.

[13] La investigaci?n se hizo en base a una encuesta entre junio y julio de 1994, aplic?ndose a una muestra de 82 familias y 31 comerciantes del Cusco.

[14] En base a estimaciones de la Unidad Ejecutora Quillabamba del Plan MERISS (Plan de Mejoramiento de Riego en la Sierra y Selva).

[15] Fuente: Equipo FIL-COINCIDE, encuestas aplicadas en marzo de 1996.

Partes: 1, 2
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